27 de junio de 2013

ESCOLLOS

Calla, niño, calla

Que bajo las puertas
de nuestro armario

Tras los jardines
apretándose entre las gladiolas

Dentro del rumoroso
artefacto gringo
que ahoga el aire
en el cuarto de tus abuelos tristes
— y punza, y chirría—...

Que tras la placeta
dando la vuelta, un domingo

Dentro del día
soleado 
de primavera
—esta mañana,
cada mañana—...

Que a un lado del metro
y en las solitarias máquinas
expendedoras

en los billetes consumidos
clavados como anzuelos

En los sombreros que se estilan
ahora (tan viejos,
tan rotos, tan desocupados)...

Que entre la gente que camina
y no se cansa, y sigue,
con rostro ansioso
y lengua siempre escurriendo
y manos caídas
y voz inútil...

Que entre tus amiguitos
que gritan

Sin saberlo
Sin saberlo...

Ahí también


se enhebra la aguja 
y se peina el fino hilo

con que, de ahora en adelante
coseremos nuestras bocas
¡Quieto! ¡Quieto!

Ahora calla, niño, calla.