1.
¡Ahí está! La herida fluye.
Lo has confesado.
Me abandonas
(Adiós).
Y ahora qué queda:
¡Ahí está! La herida fluye.
Lo has confesado.
Me abandonas
(Adiós).
Y ahora qué queda:
la torva hora del
vacío
vacío
y el
vértigo
y la doble-doble ausencia:
si
ti y sin mí y sin mí y sin ti,
—y
sin nadie—.
2.
Adiós.
Porque eso era tu amor:
un impecable círculo
que
solo ofrece un hueco.